Una de las metas más bonitas en nuestra profesión es cómo hacer para que un diseño no envejezca demasiado o sencillamente no sea devorado por el paso del tiempo. SOSO es una demostración de cómo un diseño estructural, un buen naming y una buena marca adquieren una bonita vida, sin que el paso del tiempo degrade su estructura inicial. Hace 25 años regresé de Barcelona a Murcia, una ciudad mucho más pequeña, donde el diseño no estaba tan desarrollado. Al poco tiempo decidí fundar un estudio, donde se le daba una especial importancia al packaging, a la creación de nombres y a la identidad global de conceptos y marcas. Creo que hicimos un gran trabajo ya que, actualmente, hay muchos estudios que siguen estructuras cercanas con mucha creatividad e incluso los clientes son los que se adelantan a trabajar, como en su día pensamos que se debería trabajar. El cliente entiende lo que es un naming, un monoproducto, hablan de materiales y se sumergen en los procesos de diseño de una manera respetuosa y participativa. Creo que SOSO, después de 12 años, representa esa bella manera con la que el estudio sigue planteando una visión propia de trabajo.